Hierba, ganja, maría: hay muchas formas coloquiales de llamar a la marihuana, una sustancia controvertida, tan apreciada como demonizada, pero ciertamente poco conocida.
La marihuana es un producto de la planta cannabis sativa o índica y es una de las drogas más consumidas en el mundo, sobre todo por los jóvenes, a pesar de ser ilegal en la mayoría de los estados, al menos en ciertas cantidades. El gran éxito de este narcótico natural radica en su capacidad para relajar, enajenar e infundir una sensación general de felicidad, pero no hay que pasar por alto el factor beneficioso, ya que puede ser muy útil para hacer frente a diversas situaciones de salud.
Por ello, en este artículo exploraremos esta planta de innumerables propiedades, sus efectos sobre nuestro organismo y sus implicaciones legales.
¿Qué tipo de sustancia es la marihuana?
La marihuana se obtiene de las hojas y flores de la planta de cannabis, que luego se secan.
Es una sustancia rica en componentes entre los que se encuentra el THC, responsable de los efectos psicoactivos por los que es bien conocida y que varían en función de la variedad de cannabis de la que proceda y de los posibles cruces que se realicen entre plantas hembra y macho.
Esta sustancia, que entra en el grupo de las llamadas “drogas blandas”, se consume generalmente pura, por combustión, pero también puede procesarse para su uso en vaporizadores o dispositivos similares, para elaborar aceites, tinturas y alimentos, especialmente dulces, que van de la mano del concepto de munchies -el apetito que se desencadena tras su administración-.
Los efectos de la marihuana son múltiples y hay que subrayar que, contrariamente a la creencia popular, no son exclusivamente negativos.
¿Qué efecto tiene la marihuana?
Consumir marihuana significa experimentar una serie de efectos, tanto a corto como a largo plazo.
Considerando la ingesta mediante combustión, es decir, fumando, los primeros efectos se sienten al cabo de unos 10 minutos, alcanzan su punto máximo al cabo de unos 30 minutos y duran un máximo de 4 a 6 horas; inmediatamente, se activan las reacciones psicodélicas debidas al THC y se percibe una agradable sensación de relajación y bienestar, se distorsiona la percepción del tiempo y del espacio y se ralentiza la actividad cerebral. Uno se siente alegre, sociable y jovial, los colores y los sonidos se vuelven más intensos y el razonamiento se vuelve más abstracto. Hablamos, en definitiva, del efecto “high” o “colocón” por el que esta sustancia es conocida en todo el mundo. Por supuesto, para cada uno de nosotros las reacciones varían, dependiendo de nuestro estado de ánimo, condición física y el contexto en el que nos encontremos, ya sea solos o en compañía.
Durante las primeras 24 horas, el sujeto puede sentirse paranoico, confundido y distraído, las percepciones pueden estar alteradas y puede ser arriesgado conducir vehículos o realizar actividades con maquinaria o vehículos pesados. También puede experimentar ardor en los ojos, aumento de la tensión arterial y mucho apetito.
Los efectos a largo plazo pueden afectar a las vías respiratorias, provocando bronquitis y tos, o generar dolor abdominal y frecuentes ataques de náuseas y vómitos. A nivel cognitivo, especialmente en sujetos muy jóvenes, también podría provocar déficits y alteraciones. Por último, según algunos estudios, el abuso de marihuana podría estar relacionado con la infertilidad.
Sin embargo, hay que subrayar que, aunque pueda ser adictiva, nunca se han registrado casos de enfermedades respiratorias obstructivas, cánceres o sobredosis relacionados con la marihuana.
¿Desde cuándo es ilegal?
En la mayoría de los países del mundo, la marihuana es ilegal, pero cada Estado ha adoptado su propia política al respecto. Aunque en algunos países se tolera dentro de ciertas cantidades o se han adoptado medidas más liberales con el tiempo, en otros se castiga incluso con penas de cárcel.
En España, la actitud hacia la hierba siempre ha sido conservadora, en línea con la Convención Internacional Única sobre Estupefacientes de 1961, que la incluía entre las sustancias psicotrópicas, aunque en el país recién se prohibió en 1967. Hoy en día, es una de las drogas con mayor consumo entre la población.
El artículo 368 del código penal prohíbe y sanciona el cultivo, la elaboración y su trafico con penas de prisión que van de 3 a 6 años y con multas que pueden llegar al triplo del valor de la cantidad poseída. Al revés, no esta prohibido el cultivo y consumo solo si este sucede en lugares privados y que no supere los 100 gramos.
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¿Cuál es la diferencia entre hachís y la marihuana?
El hachís, también es un producto de la planta de cannabis. Pero mientras que la marihuana se obtiene de las hojas y las flores, el hachís se elabora a partir de las resinas de las inflorescencias.
El proceso de extracción del hachís implica, como en el caso de la hierba, cosechar las plantas, pero luego separar los tricomas, las delgadas excrecencias en forma de pelo o pequeños tentáculos que se encuentran en la superficie del cannabis y producen la resina. Ésta se separa del resto, se tritura con herramientas especiales o a mano y luego se compacta para hacer bolitas o bolas.
En cuanto a los efectos, hay que señalar que la marihuana tiene un contenido de THC del 10-20%, mientras que el hachís puede llegar al 60%, porque hay una concentración muy alta de principios activos en los tricomas. Esto significa que las reacciones a largo plazo mencionadas anteriormente pueden ser mucho más intensas.
No obstante, debemos añadir que, según estudios recientes realizados por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, los niveles de THC de la marihuana han aumentado considerablemente en los últimos años y, por lo tanto, sus efectos se están equiparando gradualmente a los del hachís.
¿Cuándo se utiliza la marihuana como medicamento?
En España, el único tipo de hierba legal es el cannabis medicinal, del que se aprovechan sus propiedades beneficiosas, es decir, su acción antiinflamatoria, analgésica, relajante y estimulante del estado de ánimo. Se trata de un tipo de marihuana cultivada y elaborada por casas farmacéuticas, que luego se procesa para producir medicamentos que se distribuyen a farmacias especializadas y donde se necesita la receta del médico.
Este tipo de sustancia, denominada Cannabis FM1 y FM2, es útil para tratar diversas dolencias de salud que no pueden curarse con los medicamentos clásicos y que, por tanto, deben obtenerse con receta médica. Dependiendo de la dolencia a tratar y de las decisiones posteriores del médico, puede tomarse por vía oral, en decocción o por inhalación. Los efectos varían en función del porcentaje de CBD y THC que contenga.
Las situaciones médicas para las que se prescribe son:
- tratamiento de los efectos secundarios de la quimioterapia y la radioterapia (náuseas, vómitos, falta de apetito)
- gestión de los efectos secundarios de las terapias contra el VIH;
- esclerosis múltiple;
- enfermedades reumáticas (artritis, artrosis, fibromialgia);
- Trastornos de la alimentación;
- glaucomas;
- Síntomas del síndrome de Tourette.
Como ya hemos dicho, en España, la Ley 17/1967 sobre drogas estupefacientes prohíbe el consumo y la producción de cannabis con fines recreativos. Pero, en 2015 se aprobó una ley que permite el uso de cannabis con fines médicos y científicos. Esto es una base hacia un marco legal para su regulación.
Alternativas legales a la marihuana
Las alternativas legales a la marihuana son aquellas que tienen un contenido de THC inferior al 0,6 % y, por tanto, una cantidad preponderante de CBD. El CBD es la sustancia con efectos más beneficiosos y, a diferencia del THC, no produce efectos alterantes ni nocivos. Con esta especificación, la legislación permite a los consumidores beneficiarse de las propiedades terapéuticas de la planta sin experimentar los efectos secundarios causados por el THC.
Los productos legales de CBD son aceites de CBD, cápsulas, caramelos o variantes legales de la hierba. Se trata de suplementos y sustancias naturales que ayudan a aliviar sentimientos de ansiedad o depresión, pero también estados de inflamación o dolor físico. Son métodos naturales de cuidar el propio cuerpo sin tener que recurrir cada vez a medicamentos producidos químicamente y que, a la larga, pueden ser adictivos o provocar otros efectos secundarios.